...si muero antes que tú...

Si muero antes que tú, hazme un favor, llora cuanto quieras, pero no te enojes con Dios por haberme llevado.

Si no quieres llorar, no llores. Si no logras llorar no te preocupes. Si quieres reír, ríe.

Si algunos amigos te cuentan cosas de mi, óyelos, y cree lo que te digan. Si me elogian demasiado, corrige la exageración. Si me critican demasiado, defiéndeme.

Si quieren hacerme una santa solo porque me morí, di que yo tenía algo de santa, pero que estaba lejos de ser la santa que dicen.

Si quieren hacerme una terrible perversa, muestra que tal vez yo tuve algo de mala, pero que toda la vida procuré ser buena, y sobre todo que toda la vida traté de ser mejor.

Si sientes tristeza y deseas rezar por mi, puedes hacerlo, pues tal vez necesite de tu oración. Si quieres hablar conmigo habla con Dios y yo te escucharé. Espero estar con él lo suficiente para continuar siendo útil para ti, donde quiera que me encuentre.

Y si quieres escribir algo de mi, ojalá lograras decir solo una frase: “Fue mi todo, creyó en mi y me adoró”. Ahí entonces derrama una lágrima, yo no estaré presente para enjugarla, pero no hace falta, pues tal vez alguien lo hará en mi lugar; y viéndome bien sustituida iré a atender mi nueva tarea en el cielo.

Pero de vez en cuando, da una escapadita hacia Dios, seguramente no me verás, pero yo estaré muy feliz viéndote a ti mirando hacia Él.

Reza para que los dos vivamos como quien sabe que va a morir un día y que podamos morir un día como quien supo vivir bien.

Si muero antes que tú, creo que nada voy a extrañar, porque ¿sabes?, tenerte a ti, ya era como tener un pedacito de cielo.