El mundo piruleta de Debbie-Bebbie

Así es mi mundo, igual que una piruleta. Es dulce, colorido y alegre. Os invito a que conozcais mis vivencias. Adelante, la puerta está abierta. Espero que os guste.

miércoles, 31 de mayo de 2006

Solo tienes que observar a tu alrededor...verás lo viva que está la vida.

Hoy salí a la calle. Hacía un día precioso. El cielo estaba azul, el sol brillaba y apenas había aire.

Primero me crucé con unos niños que jugaban al balón, después con otros niños, vestidos con el uniforme del colegio, esperaban el autobús escolar.

Seguí caminado, y me encontré con una pareja de ancianos que paseaban de la mano. Después, con una madre que reñía a su hijo, el niño lloraba desconsoladamente.

Seguí mi camino, y entonces me encontré con una niña que hacía reir a su padre a carcajadas. Doblé la esquina de mi calle y vi un hombre paseando con su perro, a una mujer con el carrito de la compra, una joven madre empujando un carrito de bebé, un barrendero limpiando la calle, me crucé también con una ambulancia que circulaba a toda velocidad con las sirenas puestas, con un autobús repleto de estudiantes y personas que seguramente acuden a sus trabajos.

Más tarde, vi en una esquina a dos mujeres que hablaban de la vecina de arriba (sin querer lo escuché), a otra madre que llevaba a sus tres hijos al colegio, un hombre que descargaba bebidas de una furgoneta, dos testigos de Jehová que me dieron un folleto, a un chico que llevaba los cascos puesto y la música a todo volumen, a una anciana paseando con su bastón, a dos amigas charlando.

Pasé también por delante de un colegio y los niños estaban en el recreo, chillando y jugando, también vi a un mendigo pidiendo, a una gitana vendiendo ropa, un bar lleno de gente tomando cafés, me crucé con un montón de autobuses urbanos, autocares escolares, coches de autoescuelas, motos, coches de policías, ambulancias y me crucé hasta con los bomberos.

También pasé por el parque de delante de mi casa, los bancos estaban llenos de ancianos con paraguas y sombreros para protegerse del sol, había niños jugando en el prado, en los columpios, en el tobogán, niños corriendo, madres riñendo, abuelos con sus nietos y gente que simplemente, como yo, pasaban de largo por el parque.

Entonces llegué a mi casa, me senté delante del ordenador, y me dí cuenta de lo bonita que es la vida, de cuanta gente existe, de cuantas cosas hacen las personas, de lo diferentes que somos unos de otros, y quise contaros, todo lo que vi hoy en mi barrio, en mi hogar, lo que observo en un día cualquiera de mi vida.

Y me di cuenta, de lo maravilloso y de lo injusto que es el mundo, hay gente feliz y gente que mendiga para poder sobrevivir. Pero sobre todo me di cuenta de lo afortunada que soy, por tener todo lo que tengo: unos estudios, un hogar, un barrio lleno de vida, pero sobre todo, me alegro de tener una familia y unos amigos que me quieren.

¿Qué más puedo pedir?. Nada más, me encanta como soy, me gustan las personas que conozco, me gusta mi familia, mis amigos, me gusta mi vida. No creo que necesite nada más.